Cuando comenzó el gobierno de Martiniano Molina, muchos fueron los quilmeños y quilmeñas que vieron en el Cocinero la esperanza en el gobierno local que habían perdido con la gestión del Barba Gutiérrez. Tiempo después, la propia coyuntura política nacional lo ubicó también como la gran esperanza electoral en la tercera sección, dado que el otro intendente más cercano al macrismo Néstor Grindetti (Lanús), se había visto enchastrado por el escándalo internacional Panamá Papers.
El escrutinio definitivo de la PASO puso en jaque al gobierno de Martiniano y dejó un claro mensaje al macrismo en general porque en la provincia de Buenos Aires Cristina se alzó con la victoria una vez más con un frente creado apenas sesenta días antes de las elecciones.
Fue tan inesperado que el propio gobierno nacional aún conocido el resultado se quejó que la derrota bonaerense fue tan solo por un puñado de votos. Con un tercio de empleo informal, una de las grandes promesas de Cambiemos en 2015 era la supuesta creación de un millón y medio de puestos de trabajo privado en los siguientes cuatro años.
Sin ningún lugar a dudas, el trabajo dignifica, el desempleo indigna, las urnas escarmientan.
