«Hoy existe un gobierno con sensibilidad política»

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El Rector de la Universidad Nacional de Quilmes, Alejandro Villar, cuenta todos los detalles al respecto de un acontecimiento que modificará la vida de muchos trabajadores y trabajadoras de la institución.

“Es un hecho fundamental para nuestra gestión. Logramos, a través de la firma de las autoridades del Ministerio de Educación, un compromiso serio que permite el pase a planta interina de los 53 trabajadores y trabajadoras del Personal Administrativo y de Servicios (PAS) que estaban con contrato de servicios”, señala Alejandro Villar, Rector de la Universidad Nacional de Quilmes.

Y luego completa: “No puede más que alegrarnos, es un cambio sustancial. Hoy existe un gobierno con sensibilidad política y ello permite esta transformación”. 

En esta entrevista, describe todos los detalles del acuerdo del que participan la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) y la Federación Argentina del Trabajador de las Universidades Nacionales (FATUN), explica de qué manera se modificará la realidad material y simbólica de los trabajadores y trabajadoras de la casa de estudios, al tiempo que reflexiona sobre la importancia de contar con un gobierno que acompañe, a través de políticas públicas, a las universidades nacionales.

– ¿En qué consiste el acuerdo?
– Hemos logrado cerrar un acuerdo con la SPU y la FATUN para efectuar el pase a planta de todos los miembros del PAS que estaban contratados. Será en dos tandas: los primeros 30 serán incorporados a partir del 1° de julio y los 23 restantes a partir del 1° de marzo. Serán ordenados por estricto orden de ingreso, es decir, aquellos que celebran sus contratos desde hace más tiempo accederán en la primera tanda y luego se completará con la segunda. La SPU financiará el 50% del costo del pase a planta y la UNQ se encargará del otro 50%. Todo esto se produce en el marco de la paritaria nacional y local.

  • – ¿Solo la UNQ participa o también lo hacen otras universidades públicas?
    – Es parte de una política más general que lleva adelante la SPU. Nosotros somos una de las primeras que dará ese paso. Nuestra insistencia para poder regularizar esta situación contribuyó a que se gestionará una política capaz de normalizar el presente del área PAS. Nuestra gestión comenzó a trabajar en diciembre de 2016 con el primer presupuesto de la era de Juntos por el Cambio. Lo primero que hizo el gobierno anterior fue recortar el presupuesto y comunicarnos que “nadie ingresaría a planta en la administración pública nacional”. Es decir, no nos dijeron “vamos a estudiarlo”, o bien, “nos comprometemos a ver la situación”; no, nada de eso, directamente decidieron en el sentido opuesto. Frente a esa realidad, todas las incorporaciones a la Universidad, necesariamente, fueron a través de contratos. Se planteó un escenario muy doloroso para nuestra gestión, pero ciertamente no teníamos un gobierno con sensibilidad para poder resolverlo de otra manera.
  • – Hoy la situación es diferente.
    – Es diferente porque se combinaron dos dimensiones que marchan en la misma sintonía, me refiero a lo local y lo nacional. Existe, por un lado, un esfuerzo de la gestión de la UNQ por resolver un problema que nos venía preocupando desde hace mucho tiempo. Esto es lo que nosotros siempre quisimos, pero tuvimos que seguir con contratos porque el gobierno nacional anterior no nos financiaba; ni siquiera para la Escuela Secundaria de Educación Técnica de la UNQ. Al mismo tiempo, es un esfuerzo que realiza el gobierno a nivel nacional: una política pública cuyo objetivo es reconocer los derechos de los trabajadores. Autoridades que se preocupan por regularizar una situación que el gobierno previo desatendió y desfinanció.
  • – Vale remarcar esto: más allá de la buena voluntad de la UNQ, sin acompañamiento del gobierno nacional se hacía muy difícil…
    – El gobierno de Alberto Fernández asumió a fines de 2019, con siete meses de atraso del pago de los fondos vinculados a funcionamiento de las universidades nacionales. Con lo cual, el primer año –y en plena negociación con los acreedores y el FMI–, en medio de la crisis que trajo la pandemia, puso al día esa deuda que el mandato anterior había contraído. En la actualidad, todas las universidades nacionales cobran al día: en 2020 se hizo cargo del pago de 19 meses. El acuerdo se inserta en la misma lógica: hoy las universidades pueden desempeñar otro rol, y lo estamos viendo con claridad.
  • – ¿Cómo impactará este acuerdo en la vida de los trabajadores y trabajadoras de la UNQ?
    – Hasta el momento tenían contratos de servicios que se renovaban cada seis meses con algún tipo de incremento. Eran monotributistas pero, a partir de ahora, pasarán a integrar la planta interina primero y luego la permanente. Ello implica que tendrán 13 salarios, obra social y los beneficios de los que disponen el resto de los trabajadores y trabajadoras de la Universidad que ya se encontraban en relación de dependencia. Se trata de mejoras sustanciales.
  • – Además del aspecto material, también hay uno muy importante vinculado a lo simbólico.
    – Por supuesto, la regularización laboral es todo un símbolo. Nosotros siempre quisimos que todos los trabajadores de nuestra casa tuvieran las mismas condiciones laborales; y la forma de lograr ese propósito era a partir del pase a planta. Por lo tanto, buscamos que aquel individuo que está a la par de otro compañero y realiza la misma tarea, acceda a las mismas condiciones. De aquí a 8 meses estarán todos en planta. Nos preocupamos por la comunidad universitaria de la UNQ y, por ello, nuestra meta es garantizar los derechos para todos los miembros que la componen. Creemos, en definitiva, que la política pública es una herramienta fundamental para transformar la vida de las personas. Con este ejemplo, queda corroborado.