EL CEMENTERIO DE EZPELETA ESTÁ ABANDONADO

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Hace algunos días se filtraron imágenes del Cementerio Municipal de Ezpeleta donde se visualizan placas, fotos, mármoles y tumbas en general, absolutamente descuidadas. Familiares que visitan el lugar no tienen dónde sacar agua para los floreros y hay paredones a punto de caerse.

Por Sergio González

El cementerio, cualquiera sea su ubicación en el mundo, supone un lugar de descanso para aquellxs personas que dejan la vida terrenal. En septiembre de 1867, el Dr. Wilde y el Juez de Paz Augusto Otamendi,
atienden las secuelas del cólera y consideran la necesidad de sacar el
cementerio del pueblo y llevarlo a las afueras. Juntos recorren
buscando un lugar adecuado, decidiéndose por unos terrenos propiedad
de Juan Clark y del Sr. Laguarda. Más tarde se compra la propiedad a
Clark, comienzan los trabajos y los traslados de los restos que
estaban en el cementerio de la Barranca. En 1873, se inaugura
oficialmente la actual necrópolis de Ezpeleta. En ella, se encuentran
un busto de Eva Perón y un mausoleo de los caídos en los fusilamientos
de 1956.  

Sin embargo, todo comenzó cuando una vecina dejó asentado una queja con fecha 29/09/2019, donde dejó asentado “preocupación de cómo se encuentran las tumbas en distintos sectores del cementerio”.

No obstante, Víctor Ojeda, Director del área manifiesta que “el cementerio municipal se encuentra en transición para convertirse en un ‘cementerio parque’. Es por ello que puede ocurrir que haya lugares que estén desprolijos debido a la remoción de tierra, producto de la obra”. 

Como contrapunto Jorge, trabajó en esa dependencia durante muchos años y conoce de adentro el tema y opina: “Si hablamos de seguridad, sacaron los 2 policías, que tenían turno de 12 horas. Hay solo porteros. Cerraron la portería de avenida Mitre, donde podes ingresar y salir caminando con lo que quieras. Se robaron todas las placas de las arterias principales del cementerio, si había seguridad, eso no pasaba”.

Y concluye: “En una parte hicieron como un cementerio privado, colocando una lápida de cemento, eso implica sacarle el trabajo a los constructores. Nuestro cementerio está colapsado de tumbas rotas, el pasto del fondo descuidado, hay huesos en distintas arterias. Los baños están rotos, las bombas no están en uso, las luces no tienen el cableado, está todo abandonado. Es lamentable que nadie tome cartas en el asunto, ya que descansan los restos de nuestros seres queridos de todo el distrito”.

La obra de Avenida Mitre, donde se ubica el cementerio, tardó en terminarse, incluyó cierre de comercios y tala de añejos árboles. Ahora las veredas quedaron angostas con la posibilidad de accidentes viales y las improvisadas estructuras de maderas sostienen un paredón con peligro de derrumbe. El cementerio tiene 30 hectáreas y hay que tratarlo como tal. No es lo que reflejan las imágenes y los testimonios de los vecinxs.