«¿Nosotros fracasados?A Acuña le diría que antes de estudiar tenía que trabajar para alimentar a mi familia»

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Darío Simón es bonaerense (quilmeño), colectivero de la línea 22 desde hace 28 años y obtuvo el título docente en la cuarta década de vida. Actualmente está casado con Stella, tiene tres hijos, reside en Quilmes Este y se considera un apasionado hincha del cervecero. Hoy como profesor de Ciencias Sociales y de Historia nos cuenta un poco del recorrido que le llevó la vida para cumplir sus sueños también como maestro.

– ¿Cómo fue que decidiste pasar de colectivero a ser docente?
– En realidad nunca dejé de ser chofer para ser profesor. Sino que hago las dos cosas a la vez. Desde la mañana hasta el mediodía como chofer y por la tarde como docente en colegios secundarios y en FINES (Finalización de Estudios Primarios y Secundarios). Comencé ya con más de cuarenta años arrancados.

– ¿Porqué elegiste historia?
– Siempre me gustó la historia y cuando te interesas querés expresarlo. Esa manera de expresarlo fue la enseñanza que hice en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 104. El hecho de enseñar es como vos sabés y así quiero que sea hasta que me jubile como colectivero y como docente también.

– ¿Cuáles son tus pasatiempos?
– Me gusta leer mucho. Estoy leyendo historia Argentina del Siglo XIX. Trato de interesarme en la historia que a uno le gusta, siempre hay una preferencia a la hora de elegir sobre que leer. Me gusta tocar el violín, hacer unas zambas y chacareras. ¡Fútbol sí! Soy un ferviente hincha de Quilmes, tremendo hincha de Quilmes. Mi papá me llevó a la cancha cuando salió campeón en el 78’, tenía 11 años y sigo siendo socio del club. Aún así con todo estoy enfocado en la lectura, preparo trabajitos y me preparo en cursos.

– Hace horas una funcionaria de Educación porteña de Horacio Rodriguez Larreta tuvo comentarios despectivos sobre la carrera docente, ¿Cómo tomaste estas declaraciones?
– Las declaraciones me dolieron. Me causó mucho dolor porque la carrera que hice fue con mucho sacrificio durante cinco años. Y respecto a lo de fracasado… me casé de joven, tenía otras cosas por hacer. Tenía que alimentar a mi familia. ¿Nosotros fracasados? Yo por ahí lo hice más de grande y era un sueño que quería lograr. Lo logré. Es mi principal vocación, ayudar y un profesor te enseña sobre la vida también. Como no vas a ayudar a que los pibes sean buenas personas y de trabajo. Esta señora echa por tierra todo el trabajo que hacemos y merece el repudio.

– ¿Que le dirías a esa gente mayor que suele decir: “ya estoy grande para estudiar”?
– Que estudie, que estudie. A los cuarenta, los cincuenta, a los sesenta, a los setenta… que estudie. Yo entré con 46 y tenía compañeros de 21 y 22, y al principio me daba un poco de vergüenza. Hoy los tengo de “amigazos”, son profes compañeros tremendos y muy jóvenes. Me hicieron par de ellos, no fui como ellos por su juventud (risas) pero soy un par de ellos ahora. Que estudien porque estudiar te abre mucho. La cabeza es como andar en bicicleta, al principio te puede costar estudiar pero una vez que agarrás ritmo no parás.