Prohibido olvidar

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El 2 de abril se conmemora la guerra de Malvinas y Rosa, madre de Luís Alberto Díaz, junto a sus familiares, pudo llevarle una flor a su hijo, luego de 36 años de búsqueda.

“Rosa”, como suelen llamar a la madre de Luis Alberto Díaz, ex combatiente de Malvinas, recuerda que la última vez que vio a Luis fue en la plaza Moreno, en la ciudad de La Plata, mientras la orquesta del 7º Regimiento de Infantería ensayaba frente a la catedral. “Anda a rezar, vieja”, le dijo Luis, como si presagiara su destino. Rosa recuerda que su hijo debió embarcarse hacia Bahía Blanca y era el primer destino sin ninguna sospecha de una pronta guerra. Al poco tiempo surge el conflicto y viaja a Malvinas, debido a una pelea interna entre dos músicos, lo cual dejó abierto el camino para que Luis y otro compañero, los reemplacen. Era el verano del 82 y Luis en marzo terminaba su servicio.

Del redoblante al fusil

Se desata la guerra con Inglaterra por la Islas Malvinas y pasa lo que todxs conocemos. Pero la otra cara que no se muestra es el dolor de la familia, tanto durante el conflicto armado como después que finalizó. “Nos mintieron durante 35 años, por eso la esperanza que vuelva”, dice Rosa. “Primero nos dijeron que estaba en la unidad en La Plata, con el brazo herido. Fueron sus hermanos y yo me quedé. No estaba. Les dijeron que estaba en Campo de Mayo y tampoco estaba”. Rosa recuerda que les decían que estaba desaparecido, porque no había ningún testigo que lo haya visto. En otra ocasión fue a la capital federal y un oficial del ejército le dijo: “Señora, le voy a decir dónde está la sepultura de su hijo, así deja de sufrir”. Semanas después, a Rosa le avisaban que pase a buscar las pertenencias de su hijo. Recuerda que faltaban cosas. Luís había dejado de ser músico para convertirse en un soldado desaparecido de la guerra de Malvinas.

“Yo lo vi”

Una mañana Rosa estaba en su casa de Solano inmersa en una angustia que la acompañaría por 36 años. Pero esos días de esperanzas inmediatas recuerda que llegó un compañero de Luis y preguntó por él. “No está, no volvió”, le contestó. “Pero cómo, si lo vi en el rendimiento”, dijo el compañero. Otro testimonio fue relatado por otro compañero, que dijo haberlo visto en el hospital de Malvinas. Rosa afirma que el soldado le dijo que Luís tenía que operarse de las várices, lo que generó certeza y esperanza en Rosa. Luís tenía problemas de várices.

Volver a Malvinas

El pasado 26 de marzo, familiares de Luís aterrizaban en Ezeiza luego de visitar el cementerio Darwin en Malvinas. Luego de 35 años de engaños e incertidumbres, la familia supo que los restos de Luís estaban en las islas. Fue luego de realizarse un estudio de ADN y verificar la información. Sin embargo, los familiares de los Héroes de Malvinas sufrieron los peores engaños y el destrato de un Estado y una sociedad que, en el mejor de los casos, los reconocía por vender artículos en los colectivos. Rosa es una de las madres que esperó a su hijo “durante toda una vida”, como ella dice y aunque después de tanto tiempo existía la sospecha,  a una madre jamás le matarán el sentimiento de esperanza. María Juana Campero, Rosa para lxs amigxs, pudo llevarle una flor a su hijo hace unos días, luego de 36 años de engaños y mentiras.

“Ése pedacito es su Patria”

Luís Alberto Díaz, “Héroe de Malvinas”, descansa en el sur del continente, a 1900 km de su lugar natal, Quilmes. Y será así porque muchas familias apoyan la no repatriación de sus familiares caídos en combate. Miguel Trinidad, cuñado de Rosa, dice que fue una discusión que se saldó con el argumento que afirma que “Ese pedacito donde esta Luís junto a sus compañeros es su Patria”.

Entre los soldados por reconocer quedan 31 y en estos meses fueron 90 los que pudieron ser reconocidos, tal es el caso de Luís Alberto Díaz. Por el momento, son 8 los familiares que no brindaron su ADN.

Los familiares de ex combatientes reconocen el trabajo realizado por el ex coronel británico Geoffrey Cardozo, quien tuvo la tarea de darle sepultura a los soldados caídos. Algunos fueron sepultados con identificación porque la conservaban al momento de encontrarlos, pero otros no y esos fueron enterrados con el reconocimiento de dios. María, hermana de Luís, nunca pensó que debería agradecerle a un ingles por haber encontrado a su hermano. Geoffrey Cardozo escribió una carta a la familia donde le confesaba que Luis estuvo en sus brazos y que lo había sepultado con el corazón. Eso fue hace poco tiempo atrás y luego llegó la confirmación.

Los familiares de Luís pudieron viajar a Malvinas y llorar a su ser querido, aunque las lágrimas y los sentimientos de dolor nunca cesaron. Rosa comenzó días atrás un duelo que tuvo que esperar casi 36 años por la inescrupulosa conducta de un gobierno militar cínico y desalmado junto a un Estado que no supo darles el reconocimiento merecido.