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La disparada del dólar la semana pasada puso al descubierto la fragilidad del sistema argentino. El gobierno salió a vender dólares como nunca desde que asumió el poder para controlar la divisa norteamericana. El impacto en los precios ya se nota y la meta de inflación se aleja a la pretendida por Cambiemos. Al parecer, la inflación acumulada hasta abril alcanzará el 10%, acercándose al 15% anual para 2018 y todavía quedan siete meses para llegar a diciembre. Por otro lado, los salarios no superarán el 15% de aumento y la falta de inversión, más el ajuste fiscal y la recesión económica licuarán los ingresos. Se presenta un escenario difícil para las pretensiones de conservarse en el poder a la alianza Cambiemos.

Bajo todos los pronósticos, el gobierno nacional comenzó a cerrar un primer semestre de año en una encrucijada que puede acortar, a medida que pase el tiempo, el margen de maniobra (financiera) que le permita a Cambiemos una posible reelección en 2019. ¿Y porqué referirse a las candidaturas? Porque todo gobierno debe configurar su gestión en función de los tiempos electorales. Por eso hay medidas económicas que se implementan lejos de los tiempos electorales (ajustes salariales, recortes presupuestarios) y a su vez, otras (como la inauguración de obras) en las vísperas de elecciones. En ese sentido, los movimientos financieros de la macro economía son determinantes para poder dar el próximo paso hacia el camino de la reelección. También lo son la planificación presupuestaria y el desenvolvimiento de las relaciones del comercio exterior e interior.

Pero el tema que amerita un apartado dentro del semanario es la disparada del dólar durante la semana pasada, donde permaneció cercano a los $ 21 para alcanzar el máximo histórico de $ 23,30. ¿Por qué es importante pensar la cotización del dólar? Porque los insumos básicos como la energía, por ejemplo, están cotizados en moneda extranjera. Por ende, el impacto en el bolsillo vía inflación se torna inevitable en el corto plazo. Entonces, la encrucijada que enfrenta el gobierno está entre la distancia que la meta de inflación alcanzará respecto a lo previsto para 2018, fijada en un 15% anual y lo que ordene la realidad. En caso de no alcanzarse, el gobierno deberá comenzar el último año de gobierno con un  déficit económico pero también político.

Con un registro en marzo de aumento de la inflación en 2,3% sumado a lo acumulado desde enero da un 6,7% en el año. Abril, según estiman algunas consultoras estará cercano a los 3 puntos, lo cual podría alcanzar los 10% antes del primer semestre. Por otra parte, la inflación anual rondará el 24%, muy lejos del 15% proyectado en el plan de gobierno. Y con un escenario paritario que no supera los 15 puntos porcentuales, los costos de vida se incrementarán hacia fin de año. Esa situación no es la más esperada por Cambiemos si pretende conservarse en el poder. A su vez, el lunes por la tarde luego de una reunión en Casa Rosada, voceros del gobierno rectificaron la decisión de reducir el déficit fiscal vía ajuste. Otra medida que retumbará en el circulante cotidiano y por ende, en el bolsillo ciudadano.

Las causas de la corrida (y posterior subida del dólar)

Entre las razones interpretadas por economistas vinculados al gobierno nacional, se encuentra una mejora de la oferta en el mercado financiero de los bonos a 10 años del tesoro norteamericano. Esa maniobra del sector externo, sedujo a los capitales golondrinas quienes vieron mejor rentabilidad en los EE.UU, en relación a las propuestas ofrecidas en los países emergentes, como por ejemplo, Argentina. “Eso agregó más volatilidad internacional a un mundo complicado desde la crisis de 2008”, indicó Julia Strada, economista y docente de la Universidad Nacional de Avellaneda. Por otra parte, agrega que “esas medidas afectan más al país en relación a otras naciones, porque la política cambiaria habilita movimientos como por ejemplo, los “fly to quality” (“Volar hacia la calidad”) que mejoran la rentabilidad en otras plazas financieras”.

Otras de las razones del impacto en el precio del dólar es la política económica y monetaria de Cambiemos, a la hora de ordenar las relaciones productivas y la administración de los recursos que generan esas relaciones. En ese sentido, cabe recordar la quita de retenciones al sector agroexportador y a las empresas mineras, a días de iniciado el gobierno. Ambas son fuentes de financiamiento de divisas, debido a que gran parte de lo que producen esos dos sectores se exporta. Al reducir impuestos, el Estado se desfinancia. Pero además,  la obsesión por frenar la inflación vía recesión económica, no permite generar recaudación interna que intente frenar la expansión del déficit.

“Creo que desde la ortodoxia económica no resaltan que hay un esquema de regulación cambiaria que afecta a la Argentina”, indica la economista, quien además entiende que la situación es compleja porque “hay actores financieros importantes, como el JP Morgan entre otros, que ven que Argentina no es una plaza viable, porque no genera dólares genuinos, entonces emigran a otros países”. Esto está acompañado por el “cepo” del financiamiento externo pronosticado para éste año, que ya tocó su techo y el país no se abastecerá de divisas vía endeudamiento. El gobierno apuesta a reducir el déficit por medio del ajuste de las cuentas públicas a través de la reducción de los subsidios. Una postura delicada porque nadie puede aseverar qué impacto tendrá en la sociedad un escenario económico contraído y erosionado por las cuentas externas, las que harán trinar a las internas. Si los impuestos suben y los salarios no, es muy probable que se consuma menos.

La combinación de oferta exterior de las plazas financieras, sumado a la negativa de financiamiento externo y una política económica y cambiaria que no genera dólares genuinos, dejaron en evidencia la fragilidad del sistema financiero y económico del país. Un ejemplo de los malos resultados de las maniobras alcanzadas desde inicio de 2018 son los 9000 millones de dólares que ingresaron vía endeudamiento en verano para desembolsar 8000 millones para pagar intereses de deuda y controlar la disparada del dólar, en el mes pasado. La incógnita el gobierno la resolvió con la confirmación de la reducción del déficit vía ajuste. La pregunta que se presenta será en qué medida la recesión económica y la falta de inversiones afectarán el humor social, o mejor dicho en la calidad de vida. Variable infalible la hora de pretender validad una gestión de gobierno.

 

Factores y movimientos

  • Se cortó éste año el financiamiento externo.
  • Los exportadores pueden elegir dónde liquidar sus dólares. Antes debían intercambiarlos en el Banco Central.
  • El gobierno liberó los encajes financieros de 30 a 10%. Eso debería traducirse en créditos disponibles.
  • El 15 de mayo vencen 680 mil millones de pesos de Lebacs.
  • El gobierno subió la tasa a 40% anual en pesos.
  • El gobierno ya redujo en 30.000 millones de pesos la inversión prevista en obra pública.
  • No hay tope para la fuga de divisas. (Cepo)

 

«Tenemos causas coyunturales, como la fuga del dólar, una mayor demanda de créditos UVA, la entrada en vigencia de la ley de impuesto a la renta financiera y dólares genuinos que no aparecen, porque el campo espera entre la cosecha y la suba del dólar para obtener un mejor precio, sumado a un esquema de déficit fiscal galopante desde el año pasado.”

“Desde el gobierno entienden que reducir el déficit fiscal es la forma de afrontar la coyuntura y aunque anunciaron que no tomarán más deuda éste año, desde una mirada más critica entendemos que el salvataje lo va a terminar haciendo el FMI”.

Julia Strada

 

 

 

 

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