Por Sergio González
Esta semana la Municipalidad de Quilmes taló indiscriminadamente árboles centenarios que estaban ubicados sobre Avenida Mitre.
Mientras la oposición desde el Honorable Concejo Deliberante de Quilmes y también los vecinos (con los reclamos en sus diversas formas) promueven la Emergencia Sanitaria y Ambiental en el Distrito, el oficialismo aplica una de las recetas más trilladas pero no menos efectiva: “todo pasa”.
Sin embargo, la basura es el común denominador de las esquinas de los barrios de la ciudad. Por supuesto que los olores son nauseabundos y crecen a medida que nos orientamos hacia el oeste del partido, como si la basura también estuviera peleando por una puja de clase.
Los arroyos están tapados de mugre y son caldo de cultivo para la proliferación del dengue. Y como si fuera poco, en Av. Mitre entre Primera Junta y Dorrego, con el ensanchamiento de la avenida, talaron indiscriminadamente árboles centenarios como palos borrachos.
Los especialistas indican que esta obra “beneficiará a miles de vecinos que podrán acortar tiempos de viaje y circular más seguros”. Ahora bien, entre tanto “índice asfalto” en grandes arterias… ¿No hubiese sido conveniente trasplantar esa especie tan destacada, aunque más no sea en la Quinta de Olivos en reemplazo de la costosa palmera? ¿Y el pulmón de oxígeno que servía a innumerables quilmeños?
¿Quién absorbe las napas de la zona si estos añejos árboles no están? ¿Qué tipo de reparo tendrán las paradas de colectivos además del fuerte color amarillo? ¿No se convertirá la avenida en una pista de autos de carreras y sus posteriores consecuencias (grandes accidentes y multas con solo fines recaudatorios? ¿Y la educación vial? Muchos interrogantes (modernos, en otros tiempos serían incuestionables), mucho ajuste, poco diálogo. Todo se cocina, a fuego lento, pero con un tufillo raro.