Revalorizar la política, resignificar al Estado

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Por Ariel Patricio Dominguez (*)

Las PASO del 11 de agosto pusieron en concreto el liderazgo de Mayra Mendoza al frente de Todos. Los números lo evidenciaron y la legitimaron como candidata a intendenta con chances mucho más reales de serlo, tras una interna entre seis candidatos. Si bien, uno a priori no imaginaba tamaña cantidad de votos a la fuerza encabezada en la nación por Alberto Fernández y por Axel Kicillof en la provincia, una vez abiertas las urnas, el deseo de que octubre esté lo más cercano posible comenzó a hacernos sentir y pensar que, el famoso “vamos a volver” está a la vuelta de la esquina, ya que difícilmente lo conseguido, pueda revertirse.

Por un lado, lejos de suponer que la elección en octubre ya está resuelta, uno debe volver a ponerse en modo campaña, salir a convencer y seguir debatiendo ideas, proyectos y programas, por esa ciudad que tanto añoramos y nos imaginamos cada vez que la recorremos, día a día. El próximo desafío por delante es revalidar y en lo posible, aumentar la cantidad de votos obtenidos por todo el frente en Quilmes. Suponiendo que el espacio retenga lo conseguido en agosto, eso alcanzaría para que por primera vez en la historia, una mujer conduzca al gobierno de nuestra ciudad.

Por otro lado, en un contexto de recuperación de roles estatales, comienzan a emerger propuestas para la formación de cuadros dirigenciales y equipos de gestión desde una perspectiva diferente a la vivida durante el invierno neoliberal de Cambiemos (hoy, “Juntos por el Cambio”).  El surgimiento de la política como voluntad de gobierno y organización a partir del año 2003 y la definición de proyectos y gestiones para instaurar un modelo económico y social con fuerte énfasis en la inclusión y el mercado interno comienza a revalorizarse. Desde nuestra concepción, resignifica al propio Estado y por lo tanto, a su funcionariado.

Con esto, de alguna manera, quiero decir que un nuevo gobierno deberá revalidar su liderazgo conduciendo una gestión que se diferencie claramente de lo anterior, que ponga en primer plano que ningún cambio sustancial podrá lograrse sin tener en cuenta a la política como eje central de transformación, considerando en el radar a  las  organizaciones sociales y políticas para la realización de diferentes abordajes y políticas públicas.

Estas nuevas campañas inauguradas por Cambiemos en 2015, donde los candidatos se muestran cara a cara con los vecinos en un diálogo directo, poco se parecen a una gestión que involucre actores no tradicionales en la toma de decisiones, con protagonismo social como forma de involucramiento de los ciudadanos como sujetos parte de las decisiones estatales y públicas.

Si el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes, entendemos como sociedad que la representación es una forma de participación para tomar decisiones en un gobierno. El espacio de esa representación son también los cuerpos legislativos, en el caso local, el concejo deliberante y son esos cuerpos legislativos donde se deben hacer propias las metodologías de participación, buscando aquellas que mejor se adapten a la concepción, a la cultura, a las nuevas tecnologías, a los nuevos tiempos y al pensamiento de cada comunidad. Por eso, bienvenidos los foros y las reuniones de planificación como puntapié de ese gobierno participativo.

(*) Licenciado en Ciencia Política (UBA), con Diplomatura en Gestión y Control de Políticas Públicas (FLACSO).