La región concentra casi un tercio del total de la población nacional y esa aglomeración contiene los mayores síntomas de desigualdad. En el conurbano conviven clínicas privadas de primer nivel y la crisis de la salud pública. Están a la orden del día los delitos contra la propiedad privada («la sensación de inseguridad» ahora sostenida por la gobernadora) y la justicia actúa tarde y mal en base a prejuicios sociales con la consecuencia de cárceles llenas de jóvenes, pobres y morochos sin condena firme.
El panorama se completa con una política personalista, con intendencias a merced de la gestión provincial y nacional. A un año y medio de asumir, el intendente Martiniano Molina sólo tiene para mostrar una propaganda que anuncia: «Obras 2017. Conocelas».
Editorial publicada en Semanario Con los Pies en el Barrio Nº XVI, 23 de marzo de 2017, Año II)