La Ribera que pudo ser

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La costanera quilmeña fue un lugar turístico que nunca supo ordenarse. Hoy, las inundaciones son noticia en canales nacionales y las obras hidráulicas sufren las mezquindades y secuelas de la política del marketing.

Por Sergio González

El proyecto de los dos conductos de desagües en las Avenidas Otamendi e Iriarte se anunció con bombos y platillos como la solución definitiva a las inundaciones de la zona costera de Quilmes. La obra tiene asignado un monto de inversión de 132.699.032,48 pesos. 

Esto decía el Intendente Martiniano Molina en septiembre del año pasado en referencia a la obra hidráulica de la construcción de los conductos. “Por primera vez en la historia se trabaja seriamente en una solución para la Ribera de Quilmes. Empezamos a enfrentar un reclamo al que varias gestiones vieron pasar, pero al que ninguna supo, o quiso, planificarle una solución definitiva. Serán 45.000 vecinos los que se beneficiarán directamente con esta obra inédita para el distrito por alcance y magnitud”.

La idea de la construcción de los dos conductos de hormigón debajo de las avenidas Otamendi e Iriarte tiene como objetivo servir de colectores de agua de lluvia para desembocar en el Río de la Plata. Además acelerar el desagote pluvial en el barrio con los ramales secundarios en las calles perpendiculares a sendas avenidas, que están conectados a los dos conductos principales. Sin embargo nada de esto sucedió. La obra debió suspenderse porque el gobierno nacional no envió los fondos. Sin embargo, el municipio tiene 90 millones disponibles para obras de embellecimiento de la Av. Otamendi en veredas y luminarias. Cifra que resulta más que suficiente para culminar con la obra hidráulica.

Graciela Lescano es vecina de la Ribera sobre la Calle 79, está en silla de ruedas y nos cuenta su padecer. “Hicieron un intento de construcción de un desagüe. Por negligencia se chocaron con caños de YPF y no pudieron continuar la obra. Dejaron todo así nomás, nos perjudicaron porque no podemos ir a la parada de colectivos, el remis y la ambulancia no entran. Es un trastorno, es doloroso ver los chicos como van al colegio llenos de barro. Todo lo han hecho mal, desde el vamos. Fuimos al municipio y no nos dan respuesta. Las calles internas están olvidadas, no se puede transitar de ninguna forma, rompieron los caños del agua como si fuera salido el río. Antes podías salir a la calle, hoy no se puede”.

El trabajo forma parte del Plan Maestro de Gestión Integral de Drenaje y Control de Inundaciones en la ciudad de Quilmes, desarrollado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, que financia, supervisa y desarrolla las obras, mientras que el Municipio se encarga del proyecto y la inspección.