La campaña del miedo vs la campaña del miedo

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Por Pizzinini Pablo

Es un buen ejercicio- creo- para entender el resultado de las PASO del 11 de Agosto, remitirnos al debate presidencial del 2015 donde Daniel Scioli anticipaba “lo que se vendría” en caso de que Mauricio Macri llegara a la presidencia. En las elecciones de 2017, a pesar de que ya se notaban indicadores negativos- como por ejemplo el aumento de la pobreza y la indigencia- el gobierno aún gozaba de un importante respaldo.

Pasaron tres años y algo más, y la “lluvia de inversiones” no llegó. Pasaron varios semestres y la “pesada herencia” dejó de tener efecto ante la realidad. El plan económico de concentración de riqueza, como en casi todos los casos vino acompañado de represión, aumento de casos de “gatillo fácil”, persecución ideológica y estigmatización de quienes piensan distinto (Los mapuches y Santiago Maldonado fueron un claro ejemplo de ello).

El gobierno y los grandes medios de comunicación plantean un juego peligroso, donde La República, la defensa de las instituciones y la democracia sólo están garantizadas por ellos; de esa manera se presenta a la oposición como lo contrario a todo ello, generando una nueva versión de “la campaña del miedo”: el supuesto miedo al pasado.

Más allá de los intentos, la “verdadera campaña del miedo” es la realidad que viven millones de argentinos todos los días. Somos testigos de la pérdida y precarización del trabajo, el derrumbe de las pymes, la destrucción del mercado interno y la inflación acompañada de la pérdida del valor adquisitivo, devaluación tras devaluación. La campaña del miedo hecha realidad jugó en contra de quienes la impulsaron y propagaron en el 2015. Salvo en la Docta y en CABA, el gobierno fue derrotado en el resto del país. Una de sus principales exponentes, María Eugenia Vidal, perdió por más de 20 puntos contra Axel Kicillof.

En Quilmes, lejos quedaron las arengas de Martiniano Molina y “el cueste lo que cueste”. Los resultados mostraron que, de repetirse el resultado de las PASO en octubre, deberá dejar el palacio municipal. En nuestro municipio, la lista de TODOS superó el 50% de los votos y la interna la ganó ampliamente Mayra Mendoza que supo sumar diferentes espacios en su armado lo que le aseguró un triunfo sobre las demás listas que- hay que reconocer- compitieron en igualdad de condiciones.

La estrategia de Molina de reforzar la división de Quilmes y sólo invertir en las zonas en las que el voto le es favorable se derrumbó. Martiniano sólo gano en dos circuitos, Quilmes centro y Bernal centro, pero la periferia más cercana lo abandonó. Mientras el Frente Todos se afianzó y creció en la mayoría del municipio, Molina decreció en su propio territorio. Como muestra de ello Juntos por el Cambio perdió en Ezpeleta Este que en el 2015/17 fue uno de sus bastiones y por contraposición, en La Paz, Juntos por el Cambio recolectó apenas un 13% de las intenciones mientras el Frente TODOS superó el 75%.

La debacle de Molina es multicausal. A pesar de que su campaña se basó en despegarse de Macri, no lo logró y la mala imagen del presidente lo arrastró. Pero también hay explicaciones locales. Las peleas dentro del ejecutivo, el alejamiento y cambio constante de funcionarios no le permitieron presentar un bloque sólido, todo lo contrario ocurrió en la vereda de enfrente. Además de los problemas internos, Molina se fue enemistando con diversos sectores que tienen una fuerte vinculación con la sociedad a los que  subestimo: Centros Culturales y murgas entre otros. Sólo le quedó  a Martiniano el apoyo del electorado  basado en el odio y el miedo. Los resultados de las PASO no son una sorpresa, son producto de la aplicación de un modelo para pocos y la indiferencia y olvido  para el resto.