Época de chanchos flacos: encuesta a comerciantes de Quilmes

0
480

La caída del consumo se hace notar en los pequeños comercios de Quilmes. CPB dialogó con catorce comerciantes de las zonas de Bernal centro, Quilmes oeste y Quilmes centro. La mayoría aseguró estar afectado por la caída del consumo y que la gente cambió los hábitos de consumo: «antes se llevaban el mejor jamón y ahora buscan la oferta», señaló Jonatan que tiene un almacén sobre Avenida 12 de octubre desde hace cinco años.

Los relatos de la mayor parte los comerciantes consultados en Quilmes se condicen con los datos que arrojó el INDEC en su último informe, donde indica que, por la pérdida del poder adquisitivo, el consumo no reactiva y que se registró una merma del 5% en los centros de compras y del 1,2% en los supermercados contra igual período de 2016. Hay casos aislados que aseguran estar «en una meseta» o mantiendo una clientela, y coinciden con comercios que son históricos en su zona y tienen una clientela asegurada. La mayor parte indicó que «algo debe cambiar» para que la situación mejore.

Frente a este dilema, la estrategia del Gobierno para reactivar el consumo fue anunciar aumentos a jubilaciones y asignaciones familiares en un 13,3%desde septiembre próximo y otorgar créditos de ANSeS ¿Por qué jubilados? Porque es uno de los sectores que destinan la mayor parte de su ingreso a la canasta básica, y de cara a las elecciones, el Gobierno busca  cambiar la tendencia bajista en el consumo hacia un crecimiento en el último trimestre del año. Los jubilados y pensionados casi no pueden ahorrar y en su mayoría pertenecen a la base de la pirámide. El dinero lo destinan al consumo básico, que fue el más perjudicado por la caída en el ingreso real.

Según datos de la consultora Scentia, el 72% de los clientes de los supermercados son personas de ingresos medios y medio bajos. Las ventas en los supermercados acumularon una caída del 6% interanual en el primer semestre, según datos oficiales, y los privados todavía observaron caídas en las ventas julio pasado. En los últimos días se conoció que el consumo de leche cayó 4,5% en el primer semestre del año con respecto al mismo período de 2016, según indica el informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).

Por su parte los supermercados decidieron apostar a la guerra de precios para frenar la caída del consumo, con promociones de compra por cantidad y descuentos hacia la promesa de productos más baratos.

QUILMES

De 14 casos relevados en Quilmes y Bernal centro, la mayor parte de los comerciantes (13) señalaron estar afectados por la caída del consumo (ante la caída del poder adquisitivo) y los aumentos en tarifas y alquileres (9). Además todos coincidieron en que la gente cambió sus hábitos de consumo, comprando menos y eligiendo productos de menor calidad y más económicos. Cuatro de ellos tienen esperanza de que la situación económica mejorará; cinco opinaron lo contrario y el resto no supo qué responder. La inseguridad también es otra preocupación que destacaron algunos comerciantes de ambas zonas.

Raúl es remisero y desde hace veinticinco años trabaja en la misma remisería ubicada en Avenida 12 de octubre. “Gente que hacía cuatro viajes por semana para ir a trabajar ahora viaja una sola vez  porque prefieren tomarse el colectivo”, señaló a CPB. “En su momento la remisería había llegado a tener 40 coches y gran cantidad de clientes, pero a la gente no le alcanza la plata. Hace tres años teníamos abierto las 24 horas, ahora cerramos a las 23 y quedaron uno o dos coches.”

Claudio es dueño de una ferretería desde hace nueve años y señaló que durante este último año “el comercio bajó bastante, estamos como en una meseta” porque “aumentaron mucho las cosas y siguen aumentando. Hay días que trabajas bien y otros que no. El mes pasado se notó una mejora pero porque la gente cobró el aguinaldo. Entonces, uno a veces está preocupado porque los gastos aumentaron y los ingresos no”. En cuanto a los hábitos de consumo, el comerciante de Quilmes oeste señaló que  “la gente busca precio, busca lo barato. Tengo más clientes que antes y sin embargo gastan menos, eso es un problema.” Otro problema que lo afectó fue el aumento en sus gastos: “la luz, el alquiler, los impuestos con montos que antes no tenía. El año pasado no fue tanto pero éste sí se sintió. Pero la esperanza no la pierdo porque si la gente tiene plata, gasta, pero hoy se cuidan.” También destacó que “los hechos de inseguridad siguen preocupándonos”.

Alejandro Aprile tiene una casa de empanadas desde hace 18 años y dijo que “hace más de tres años que el trabajo está muy difícil” aunque aseguró que “lo que se vendía hace 5 años ya no sucede. Nuestro mejor momento fue entre 2002 y 2007 y la situación ahora es preocupante, por lo menos para esta rama, porque si la gente no tiene plata se cocina”. Para Alejandro “el panorama está bastante complicado, siempre igual, no arranca. Creo que julio fue el peor mes en la historia del negocio, pensé en cerrar pero con sesenta años no podría trabajar en ningún lado.”

Matías Campobasso tiene una casa de computación. “La venta al público bajó y los clientes se inclinan por los productos más baratos y las reparaciones más baratas. Desde el primer freno a la importación en 2011 la cosa empezó a frenarse pero ya en el primer año de gobierno de Macri empezó a bajar la venta al público y la preferencias por los precios más económicos”.

En un local de polarizado de autos , Leonardo Vázquez, su dueño contó que “el negoció abrió en el 95 y por primera vez desde el año pasado nos pasó que hay días en que no tenemos clientes. Habíamos llegado a tener dos o tres empleados, pero ahora estoy yo sólo.” De todas formas dijo que “el panorama lo veo alentador porque otra no me queda”.

Leonardo Zito, trabaja en una dietética de su hermano. Destacó que “la venta bajó muchísimo respecto del año pasado” y lo atribuye a que “la gente gasta lo justo y necesario. Antes se llevaban algo por gusto, pero hoy no”:

Desde hace cinco años Jonatan Codesido tiene un almacén.  “Hay días que se trabaja bien y otros no tanto.” Al tener un local chico no fueron afectados por el aumento del alquiler, “pero en la luz nos vino una suba del 400%. Por suerte mantenemos las ventas, pero sí bajaron un poco. Antes la gente se llevaba el mejor jamón y ahora buscan la oferta. En dos años cambio muchísimo, porque antes no les importaba si gastaban 500 pesos.” En cuanto a su panorama, Jonatan señaló que espera que la situación cambie: “si seguimos así me parece que no va a andar.”

 

BERNAL CENTRO

Christopher tiene un pet shop desde mediados de la década del 90 en el centro de Bernal. Para él la situación económica “está rara. Por momentos pareciera como que quisiera arrancar pero está duro. La gente no está comprando lo mismo que antes.” Según él el consumo varió “en la cantidad y en la calidad. Bajó la calidad en los alimentos y por otro lado, los que mantienen la misma calidad llevan menos cantidad de alimentos, es como que lo hacen rendir un poco más.” En cuanto a cómo ve el panorama, Christopher cree que al haberse bancado “el quilombo de De La Rúa, creo que lo vamos a superar, pero esperemos que no dure más porque por el momento esto se está viniendo a pique”.

Patricia es dueña de la librería “El Zorro” y dice que su negocio “está flojo. La venta no levanta y para colmo no hubo ni prinicipio de clases este año”. En cuanto al consumo de la gente, señaló que “se llevan las marcas más económicas, a diferencia de antes que llevaban las de primera línea.” Con respecto a los impuestos señaló que “la estamos remando en dulce de leche. El impuesto municipal nos viene por encima de los mil pesos por mes. Espero que en algún momento mejore todo esto”.

Vanesa tiene un comercio de artículos de limpieza y perfumería. “Realmente está muy difícil, las ventas están muy bajas, el alquiler cada vez más alto, la gente no tiene plata entonces consumen menos. Los que antes se llevaban una mejor marca, ahora bajan el escalón y tratan de llevar algo más económico”. Además, la dueña del comercio de Bernal centro dijo que “la inseguridad está muy fuerte en la zona. Esperemos que en algún momento mejore pero el comerciante la está pasando muy mal”. Otra comerciante de Bernal centro que destacó que los servicios del barrio “están muy altos y que hay muchos locales que cerraron.”

Martín trabaja en la fiambrería Boccato del centro de Bernal y destacó que “la situación la veo mal. La gente dejó de consumir lo que consumía antes. El que compraba queso gruyere hoy compra cremoso, o directamente dejó de consumir ese tipo de productos y se volvo a otro tipo de alimentación”. Además señaló que donde más se nota es en los productos gourmet: “se dejaron de consumir vinos de alta gama, ahora sólo se consumen vinos de mesa”. Con respecto al alquiler, Martín señaló que “inventaron un mercado que no existe en la localidad de Bernal donde estamos pagando unos alquileres exorbitantes. Yo estoy pagando 36.000 pesos de alquiler, algo insostenible en relación al consumo que hay hoy en día.” Y en cuanto al aumento en las tarifas aseguró que “de 1500 pesos de luz que pagaba por mes, ahora estoy pagando 10.000 a 14.000 pesos, se hace imposible”.

Horacio tiene un local de indumentaria masculina en una de las galerías de Bernal. “Para mí las ventas están parejas, no hay diferencia en cuanto a otros años porque tengo una clientela de hace muchos años. Se mantiene el caudal de gente.” Según el comerciante, no sufrió cambios en los consumos del cliente, “posiblemente se dé más en la juventud”.

La “Tienda Bernal” es atendida por Enuel en Belgrano casi 9 de julio. “En principio hubo una baja de consumo muy grande con el cambio de Gobierno, pero ahora levantó”, asegura. “El aumento de tarifas fue muy elevado, todo lo que es telefónica, alquiler, mantener a los empleados, aumento un montón. Por eso no tenemos los mismos costos que el año pasado, tuvimos que elevar todo.” Aunque señala que ve que “hay muchos comerciantes que fundieron, calculo que vamos a estar bien”.

María junto a su marido son la tercera generación a cargo de la mantelería “Casa Blanca”, sobre la semi peatonal 9 de julio. “Nosotros masomenos trabajamos bien porque tenemos mucha antigüedad en la zona, somos de los más viejos. Tenemos muchos artículos, desde repasadores de 30 pesos hasta acolchados de 1000 pesos, entonces la gente siempre algo compra.” Además María cree que su clientela “se renovó un poco” por el crecimiento poblacional en el centro de Bernal. Pero para ella “los que más gastan son los jubilados que compran cosas más económicas pero son continuos.” En cuanto a los impuestos, “todo encareció mucho”, pero para la señora lo que más se diferencia a otros años es que ahora “se trabajan muchas más horas por casi lo mismo”.