En busca de la tierra prometida (para ellos)

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El anuncio de un acuerdo comercial con la Unión Europea y el Mercosur pronunciado en Bruselas la semana pasada, trajo cola para ciertos sectores de la industria. Si bien desde el viejo continente celebran y el gobierno nacional se hace eco del festejo, lo cierto es que encendieron las señales de alarma de los sectores productores de la pequeña y mediana industria nacional. Por otra parte, el acuerdo deberá ser aprobado por el Congreso Nacional para su implementación.

Si bien el acuerdo es un pliego de más de mil hojas y deberá contar con la aprobación política de cada uno de los países del Mercosur y la Unión Europea, su puesta en práctica llevará un tiempo, que puede ser desde un año hasta tres o cuatro, según los escenarios políticos que atraviesen los países. A su vez, está previsto un cuadro de intercambios comerciales que lograrán algunos de sus objetivos dentro de cinco años o más. Sin embargo, desde la UIQ (Unión Industrial de Quilmes) como desde el sindicato de los textiles (SETIA) y el economista y ex canciller de relaciones internacionales, Carlos Bianco, opinan lo opuesto que pregona las autoridades del viejo continente. 

Entre los productos y las proyecciones que plantea el acuerdo se establecen topes de exportación y a su vez, se liberarán de impuestos productos industriales de origen europeo. Por ejemplo, las carnes congeladas tendrán un tope de 99 mil toneladas pero será en seis años. Esa suma irá incrementándose progresivamente, año tras año, hasta llegar al tope. El arroz se podrá exportar sin aranceles hasta alcanzar el tope de 60 mil toneladas luego de seis años de celebrado el primer intercambio. Carne de ave, azúcar y miel corren similar suerte.

Limones, naranjas, mandarinas, fruta fina (arándanos, frutillas), hortalizas, pesca y conservas, entre otros podrán ser exportados sin arancel pero dentro de cuatro a diez años, según el rubro. “Los estándares de seguridad alimentaria europeos quedarán protegidos en el acuerdo, sin cambios, y todas las importaciones tendrán que cumplir con ellos”, expresa el texto emitido por la Comisión Europea. A su vez, afirma que “el sector agroalimentario de la UE se beneficiará de la reducción de los aranceles elevados del Mercosur sobre chocolates y confitería, vinos, licores y refrescos”. Esto impactará en el sector de producción nacional, ya que habilitará el ingreso de productos de origen europeo y disminuirá la capacidad productora local.

La embajadora de la Unión Europea en Buenos Aires, Aude Maio-Coliche, expresó que «el beneficio más directo que van a sentir los ciudadanos del Mercosur cuando se implemente el acuerdo es la baja en los precios de los productos importados y una multiplicación de opciones para sus compras». Sin embargo, existe una trama que no refleja el interés por la industria nacional. Hugo Dessimoiz es secretario general del sindicato de textiles (SETIA), opina que “si se libera de impuestos las importaciones, nosotros no vamos a fabricar más”. También afirma que “la ropa la van a traer de afuera y no vamos a poder competir, por ende, nos vamos a quedar sin trabajo”. Dessimoiz entiende que la Unión Europea sólo se ocupa del bienestar del pueblo europeo y desmiente las palabras de la embajadora de la UE, porque cree que éste acuerdo “nos termina de matar”. Cabe destacar que la industria textil es una de las más perjudicadas del país, luego de la apertura de importaciones de 2016.

A su vez, Horacio Castagnini es presidente de la Unión Industrial de Quilmes (UIQ) y al respecto, entiende que un acuerdo es bueno pero “hay que ver qué dice la letra chica”. Además desconoce cuáles son las condiciones del acuerdo para las pymes nacionales. “Hay que ver el alcance del acuerdo porque las pequeñas y medianas empresas del país tienen que saber si entran y cómo entran”. A simple vista observa que hay un fuerte impulso a la agro industria y las grandes empresas.

Horacio Castagnini

Por otra parte, entiende que existen asimetrías hacia adentro del Mercosur y que esas asimetrías se pueden agravar con el acuerdo. “En Europa hay productos manufacturados de pymes que están subsidiadas y esa situación dificulta a las pymes locales insertarse en el mercado europeo”, explicó Castagnini. “Existe una amenaza y es la asimetría. Es decir, que nosotros vendamos productos primarizados y después compremos la manufactura”. En éste caso, citó el ejemplo del cuero y los zapatos, situación que sucedió durante el primer periodo de desarrollo de la industria nacional, hace más de 100 años.

También se refirió al sector alimenticio vinculado a las grandes extensiones de campo (duraznos, ciruelas, peras, manzanas, derivados del lácteo, etc.) donde van a ingresar productos a arancel cero y eso puede impactar en el sector. Con respecto a los beneficios declarados por la embajadora de la UE en Argentina, dijo que no está claro cuál sería el beneficio, en caso del ingreso de productos importados. “Le tengo temor al ingreso de las industrias europeas a una economía tan endeble, como es la Argentina, porque hay que tener igualdad de condiciones y para eso, los productos argentinos tienen que tener el mismo nivel de competitividad que hay en Europa. Desde las tasas crediticias hasta la presión tributaria, pasando por la logística, deben contemplarse a la hora de hablar de igualdad de condiciones y competitividad”, dijo Castagnini.

Carlos Bianco

Carlos Bianco aclara que “primero hay que revisar los textos y luego deberán ser firmados”. El ex secretario de relaciones internacionales de la cancillería argentina explicó que “son veinte capítulos donde en cada uno, se pueden encontrar problemas para la Argentina”. Respecto a la información estimada durante su gestión entiende que un acuerdo de éste tipo “va a inundar de productos industriales europeos a la economía de la región” y además considera que la oferta de compra de alimentos argentinos es miserable.

También entiende que al ser enfocado en el bloque Mercosur tiene implicancias directas con el principal socio comercial del país: Brasil. En ese sentido es que los productos que se exportan a Brasil pueden ceder ante la oferta de la Unión Europea. “Podemos tener un doble impacto negativo, porque por un lado nos van a invadir de productos importados, sino que también van a perjudicarnos con nuestro principal mercado de exportación”, concluye Bianco.

El anuncio de un posible acuerdo comercial con la Unión Europea, pareciera ser (porque no se conocen los detalles del texto) que trae beneficios para un sector concentrado y limitado, como es la industria agro exportadora y un enorme perjuicio para la producción manufacturera nacional. Por otra parte, el acuerdo considera otras áreas de la economía como son las telecomunicaciones, las licitaciones públicas, referencias logísticas, patentes, industria farmacéutica, entre otras.