Cambios

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Luego de tres años de gestión, CPB te muestra cómo el intendente Martiniano Molina, movió sus fichas en el tablero de la política para gestionar la ciudad. En un distrito complejo como el nuestro, Molina tuvo y tiene severos problemas en la conducción de las áreas de gobierno. No cuenta con gente propia que tenga experiencia en política y eso tiene un costo. En el número de esta semana, te mostramos los movimientos que hizo en tres secretarias y cuantos jefes de gabinete tuvo en su tiempo como jefe distrital. En un año electoral, más que nunca, cosecharás tu siembra.

Arrancó 2019 y el intendente, Martiniano Molina, toma impulso para candidatearse a la re elección. Goza de un carisma y popularidad que logró como destacado cheff en la gastronomía nacional. Pero también, si bien el carisma juega a favor, cuenta con el apoyo privilegiado de la gobernación de la provincia en relación a otros municipios: Quilmes es uno de los tres distritos que más plata recibió del gobierno provincial y nacional.

Por otra parte, en su contra tiene la escasa experiencia política como para gobernar un distrito como Quilmes, donde casi 700 mil habitantes intentamos vivir, en busca de la dignidad. En ese sentido, la ciudad es una de las más castigadas del conurbano. Cualquier persona puede transitar en menos de 20 minutos en auto a los lugares más golpeados por el neoliberalismo y la corrupción, a nivel institucional de los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Quilmes es un ejemplo de desigualdad, podemos afirmar.

Aquí está la principal dificultad que tuvo (y tiene hasta el 10 de diciembre de éste año) el intendente Martiniano Molina para demostrar su capacidad para gobernar la ciudad.

Ya pasaron más de tres años

Y la gestión deja sus huellas en cada acción. ¿Por qué? Miremos el desarrollo de las decisiones políticas que Molina implementó en cuanto a sus secretarios, es decir, la primera línea de gobierno.

En diciembre de 2015, fecha en que inicia su mandato, presenta a su equipo. CPB realizó un repaso de los nombramientos en algunas secretarias y observó los cambios que el intendente hizo para responder a problemas que estaban sin resolver. Asesorado por su padre, Jorge (funcionario de gestiones peronistas) llevó  adelante una gestión que rebalsó de recursos en 2016 y 2017 ( El presupuesto 2019 también coloca a Quilmes por encima de otros distritos en la distribución de recursos per cápita). Y junto a su hermano, Tomás, comenzaron a naufragar en la gestión pública.

Cambiemos fichas

Casi como un tablero, la gestión permite esas metáforas lúdicas para hablar de los diferentes movimientos y decisiones políticas en Quilmes, hechas por el intendente.

Jefatura de gabinete: Su primer funcionario fue Ariel López. Duró menos de 50 días. Saltó que fue funcionario de la dictadura. Arrancaron con el pie “derecho”, podríamos decir. Lo reemplazó quien estaba a cargo de la Secretaría Legal y Técnica, Guillermo Sánchez Sterli, de extracción peronista, hoy devenido en diputado provincial. Es una pieza clave del intendente porque sostiene el vínculo con la provincia. Dentro de todo, no estuvo tan mal. Luego de Sterli, vino Mariano Martinelli, a mediados de 2017. No duró mucho. Lo reemplazó Tomás (el hermano). Hasta ahí, todos amigos del cheff. PD: Martinelli arrancó como Secretario de Hacienda.

Lo último que se sabe  de la jefatura de gabinete es que está a cargo de Manuel Buján, otro joven sin experiencia política, cercano a la familia y que su nombramiento fue en medio de una renuncia inesperada de Tomás, el gran digitador de los recursos de los quilmeños. Primero corrió el rumor de licencia y luego se convirtió en su alejamiento de la función pública. Nadie niega que se fue pero tampoco afirman que no está.

Cultura y educación, Gobierno y  Seguridad

La secretaria conducida por el radical, Ariel Domene, es de las más observadas, debido a su temática. Domene es del sector radical que se quedó en Cambiemos. Hubo un experimento de trasladarlo junto a la gobernadora Vidal, donde ocupó el cargo de Director de Educación Superior de la provincia. Volvió a los seis meses, a mediados de 2018. Las razones, dicen por ahí, que fueron diferencias con Sanchez Zinny, ministro de educación de Bs. As. Por otro lado, dicen que era la única forma de encaminar, otra vez, la secretaría. En esos seis meses, otro joven radical, Luis Pulen estuvo al frente de la cartera de educación y cultura.

La frutilla del postre es que Domene será recordado como el funcionario que mandó a aprobar una ordenanza  para los centros culturales, que fue votada por unanimidad y que después vetó. En realidad, fue el intendente pero en política sabemos cómo se pagan los platos rotos.

Domene, Martiniano y Geronés en la inauguración del comite de UCR en La Colonia.

Secretaría de Gobierno

La que fue del radical Fernando Pérez, es una de las secuencias más pintorescas. Primero porque el diputado ejercía doble función. Era legislador provincial ya  su vez, secretario de gobierno de Quilmes. Ud. Estará pensando si es legal. Claro que no es legal, tampoco es ético. Eso es un detalle de color de una relación que duró poco, porque en octubre de 2016, Pérez gana las internas radicales y se enfrenta a Molina, generándole una turbulencia en la gestión.

El resultado, además de las consecuencias en las falencias operativas que arrastro la gestión, es la ruptura definitiva con la gestión de un sector del radicalismo, que éste año aspira a competir por fuera de Cambiemos.

PD: A Pérez lo reemplazó, Guillermo Galetto, que a su vez, fue electo concejal pero ahora es Secretario de Servicios Públicos. Todo muy ordenado por ahora.  Quién se ocupa de la secretaría de gobierno es “Maru” Sotolano, que era la secretaría de Desarrollo Social. ¿Se entiende?

Seguridad

Una de las más dinámicas y no por su labor, sino por los cambios que tuvo en estos tres años y meses de gestión es la secretaría de seguridad. Para arrancar hablemos de Federico Peña, el primer secretario que tuvo el área. Si entra al municipio y pregunta por él, seguro, pero seguro, nadie lo conoce. Duró un mes. Lo reemplazó Guillermo Sánchez Sterli, el mismo de la jefatura y actual diputado provincial.  Pero quien ejercía la secretaría era Analía Pauluzzi, que ocupaba el cargo de subsecretaria de seguridad. Pauluzzi fue reemplazada por Matías Sarco y ocupó esa función hasta diciembre de 2017. Desde entonces esta Denis Szafowal. Como verán, todo está ordenado.

Estos ejemplos que mencionamos hablan de una forma de gestionar la “cosa pública”, porque no son sólo recursos sino que también hay mucho de sociabilidad política, por decirlo de alguna manera. Esta es una de las entregas que haremos en el transcurso del año, ya que el trabajo nuestro es contar qué pasa y en ese sentido, encararemos éste 2019 para repasar cuestiones de la “cosa pública” de una gestión que llegó sin ser deseada, como es el caso de Martiniano Molina, que nunca quiso ser intendente, sino que fue su padre quien lo sentó en la política y cómo eso impacta en la vida de los y las quilmeñas. Espero nos acompañen para que después puedan sacar sus conclusiones, porque la única verdad es la realidad.