Por Ángel García*
La llegada de Martiniano Molina al gobierno local tuvo varios motivos, como en todo resultado electoral, pero algo claro teníamos “muchos de nosotros”, llegaba a gobernar el quinto distrito de la provincia de Buenos Aires en cantidad de habitantes un hombre conocido, pero sin ninguna preparación previa, surgido del oportunismo de buscar en “figuritas mediáticas” los representantes de los vecinos y llegó luego que su fuerza descartara a otras figuritas por poco competitivas y le impidiera a otros dirigentes con trayectoria participar en elecciones internas.
Martiniano llegó a gobernar Quilmes sin un proyecto, vacío de propuestas, sin equipo y con una buena expectativa de los vecinos. De a poco el grupo “muchos de nosotros”, se fue ampliando, los representantes vecinales, los propios vecinos, comenzaron a ver que la inacción y la falta de proyectos quedaba clara con los continuos cambios de funcionarios, sobre todo en áreas sensibles.
Hoy Quilmes es un distrito donde abunda la publicidad oficial, donde los diarios de la ciudad “venden espejitos de colores” a cambio de una abundante pauta publicitaria, con una cartelería llamativa y miles de afiches en las calles, pero la realidad que viven los vecinos es otra.
Esa realidad nos muestra los problemas en materia de seguridad, con vecinos de varios barrios organizándose por fuera del Estado, la crisis del sistema de salud, con unidades sanitarias vacías, sin profesionales y varias a punto de ser cerradas, además del Dispensario y el Hospital de Solano desbordados de pacientes, la realidad nos muestra una ciudad sucia, con enormes dificultades en varias áreas como tránsito, desarrollo social, deportes, etc. También vemos una desatención en las políticas productivas, ausencia total de políticas hacia la industria y el comercio.
El Intendente cree en el marketing, quizás convencido por su secretario de gobierno, y gobierna sólo para mostrarse, a Quilmes le hace falta un Proyecto de ciudad.
*Concejal y Presidente del bloque FPV-Juntos Por Quilmes