En la oposición se preparan para los próximos dos años de legislativo y el bloque de Juntos por el Cambio tendrá once bancas, pero todos no son de Molina. Por otra parte, Martiniano quiere ser la figura que convoque al arco opositor.
Por Pablo Lapuente
Las elecciones que determinaron que Mayra Mendoza sea la próxima intendenta de la ciudad, arrojaron algunos números que son factibles de observación para el análisis político. En 2015, la fórmula que consagró a Martiniano intendente alcanzó los 144 mil votos, cifra equivalente al resultado del conteo provisorio con el 93% de las mesas escrutadas con 144.816 votos, de 2019. Es probable que ese número se amplíe un poco, con lo cual, Martiniano Molina estaría ampliando su base electoral, aun en la derrota.
Esos datos permitieron al futuro bloque opositor conseguir ocupar once bancas de las 24 que dispone el Honorable Concejo Deliberante. Por otra parte, el frente Todos contará con 12 bancas y el lugar restante será ocupado por Gabriela Fernández, del GEN, quien ingresó en la lista de 1 País, en 2017. Por lo tanto, al futuro gobierno le bastará con conseguir un solo apoyo para lograr quorúm y sesionar.
En ese escenario, el bloque de Juntos por el Cambio deberá resolver quién preside el bloque y cómo lograrán neutralizar la figura de Gabriela Fernández. Esta situación abre un abanico de opciones que pueden traducirse en la fractura del bloque, ya que cierto sector puede no compartir las ideas de Martiniano Molina como conductor de la oposición. Cabe destacar que Daniela Conversano y Eyleen Viglianco pertenecen al espacio del ex intendente Fernando Gerones, mientras que Guillermo Galetto, Juan Bernasconi y Facundo Maisu forman parte del peronismo en Cambiemos.
La capacidad para conducir los rieles de un cuerpo de once concejales que tienen extracciones diferentes no es tarea fácil para ningún dedicado en el tema. Aún así, las situaciones resultan ser conflictivas. Éste es el escenario que deberá enfrentar Martiniano Molina si pretende ser el jefe de la oposición.