Los directorios del Grupo Clarín y de Telecom aprobaron que Cablevisión compre a la telefónica. El negocio que ronda los ochenta mil millones de pesos por año y alcanza a veinticinco millones de clientes le permitirá a la empresa brindar servicio de Tv por cable, Internet, telefonía móvil y telefonía fija. La fusión está sujeta a la aprobación de las asambleas de accionistas y luego deberá ser aprobada por el Ente Nacional de Comunicaciones y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Los accionistas asumen que Mauricio Macri aprobará el hecho y esta no sería la primera vez que el presidente favorecería al monopolio.
La protección mediática que recibe el gobierno nacional (sin dejar de olvidar el contexto electoral) por parte de los grandes medios de comunicación tiene su lógica si repasamos las medidas que le permitieron a Clarín incrementar su poder: la derogación del decreto 267 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que obligaba a Clarín a escindirse, la aprobación de la compra de Nextel, la autorización al ingreso de Fintech a Telecom y la habilitación del espectro 2,5 ghz para el servicio del 4G que consiguió sin pagar los mil millones que abonaron Movistar, Claro y Personal.
A la par que el monopolio se transforma en la empresa más poderosa de comunicaciones del mundo, el plan de ajuste del Gobierno post elecciones incluiría un achicamiento del Enacom, hoy en el área Comunicaciones que dirige Oscar Aguad fusionándola con el Ministerio de Modernización, comandado por Andrés Ibarra. Estos cambios forman parte de un intenso plan de Macri de reducción de organismos, que incluiría fusionar ministerios y eliminar muchísimas dependencias minúsculas, o bajarles el presupuesto a cerca de cero.