Durante el mes de junio se observaron operativos en el centro de la localidad de Quilmes calificados como de “control policial”. Los efectivos frenan el recorrido de los colectivos 263, 585, 281, 257 y 582, se exige que los pasajeros masculinos desciendan del vehículo con el DNI en la mano para ser registrados, los “cachean” y revisan sus pertenencias. Además, se les impide filmar o sacar fotos, y en el caso de no portar con el documento en mano se les impide subir nuevamente al colectivo.
Este operativo se da pocas veces en la mañana y la tarde. Se hace más frecuente durante la noche, desde el centro más visible donde pasan todos los colectivos y durante los cinco días de la semana, los cuales suelen durar entre 20 y 30 minutos hasta retomar nuevamente con el recorrido.
En diálogo con Walter Ormazábal, quien pertenece a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), aseguró que los oficiales le afirmaron que se trata de un operativo ordenado por la superioridad. Ormazábal denuncia la ilegalidad de los hechos ya que «se trata de un acto de abuso la exigencia del DNI, impedimento de volver a subir al colectivo porque no existe una ley que lo permita». Así mismo aseguró: “Es ilegal. No hay ley nacional ni provincial que obligue a llevar el DNI a mano, más ilegal es “cachearte”, lo mismo revisar el bolso. Es un abuso a la privacidad de la persona. La única excepción de la ley es cuando existe una comisión de un supuesto delito”.
Estos procedimientos reglamentados que suceden en otros distritos de la provincia de Buenos Aires no se veían desde los años en que la dictadura militar entre los años 1976-1983, donde los militares ejercían con los mismos reglamentos el terrorismo desde el Estado. Y es preocupante por lxs pasajerxs y organizaciones que se expresan en defensa de los Derechos Humanos.
A falta de explicaciones de las medidas aplicadas se responsabiliza al ministro de seguridad de la provincia de buenos aires, Cristian Ritondo, y todo el Gobierno de Cambiemos que aprovecha la demanda por parte de la sociedad que exige una medida contra la inseguridad. La vecina y comerciante de la galería de Quilmes, Graciela Parlatore, contó cómo a su hija le sucedió mientras viajaba al volver de su trabajo. “Joden a la gente laburante, paran el colectivo en vez de parar a las motos. La policía hace todo mal y acá en Quilmes ni hablemos, yo lo voté para que esté mejor y está peor que antes. Acá en una galería me entraron a robar, nunca pasó. Hay dos policías acá que vienen usan el baño y después no los ves más. Quise ir a ver a Martiniano Molina y una chica me dijo que solo recibe a empresarios. A los comerciante nos está ahogando, tener empleados es una fortuna y la gente no compra porque no hay plata y encima les toca vivir esto”, aseguró.