El rumbo económico y la salud de los quilmeños

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Por Jonatan Konfino*

“No puede haber política sanitaria sin política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría.” Ramón Carrillo

Hace algunos días conocimos a partir de un informe de la FAO, UNICEF y la Organización Panamericana de la Salud que la Argentina se encuentra dentro de los 3 países que más aumentaron la inseguridad alimentaria. Adicionalmente, en la misma dirección, Hilal Elver (relatora sobre alimentación para las Naciones Unidas) advirtió hace algunas semanas sobre el impacto de la crisis económica y financiera en la alimentación señalando que más de 4 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria. Por otro lado, el acceso a los medicamentos se ve cada más amenazado no solo por el desmantelamiento del programa Remediar que garantizaba el acceso universal a medicamentos de consumo frecuente en el primer nivel de atención, sino además porque los medicamentos han aumentado 22 puntos porcentuales por encima de la inflación en los últimos 2 años y medio, según analizo el Observatorio de Políticas Publicas de la Universidad Nacional de Avellaneda. Estos retrocesos en materia de salud tienen un primer anclaje en el deterioro de los determinantes sociales de la salud que son las circunstancias que explican la mayor parte de las enfermedades. Dicho de otro modo, la pérdida de puestos de trabajo, la pérdida del poder adquisitivo del salario, los aumentos de las tarifas que han empujado a miles de familias a interrumpir tratamientos que se evidencian con el aumento en las consultas a las guardias y los centros de salud. A esto se suman restricciones en el PAMI para la cobertura del 100% en medicamentos y las prestaciones de salud en instituciones privadas.

Estas circunstancias aumentan la demanda a los sistemas de salud cuya capacidad de atención es cada vez más precaria: en el caso de la seguridad social (obras sociales) porque no solo tiene menos afiliados fruto de la reducción en el empleo registrado sino además que sus ingresos han aumentado aproximadamente un 15% en el último año (podríamos comprarlos con el aumento cercana al 50% de las prepagas), muy por debajo de la inflación, en un escenario donde los insumos médicos han aumentado al menos al ritmo de la devaluación .

El sector público, desfinanciado desde el nivel provincial con dificultades para sostener la atención básica (y ni hablar de calidad) en los hospitales de la Provincia de Buenos Aires y cada vez menor capacidad de respuesta a los problemas de los pacientes. A nivel del primer nivel de atención (por ej. la atención de las salitas de los barrios), cuya responsabilidad de gestión es municipal se traduce, la disconformidad de manifiesta entre otras maneras en el “Estudio de Opinión Pública” que publicó el Instituto De Estudio y Administración Local (IDEAL) en diciembre de 2017 donde se observaba que el 50% de la población opinaba negativamente sobre de la atención recibida.

Hace algunas semanas, se conocieron los detalles de la propuesta del Ejecutivo Nacional en relación al presupuesto 2019. Por cada $100 que se inviertan, $3,50 serán para atender necesidades de salud, mientras que 5 veces más será lo que se destine para cumplir con los intereses de la deuda. Considerando la inflación y lo que se destina a Salud desde otras áreas, el presupuesto destinado al ex Ministerio de Salud (devenido en secretaría de gobierno en salud) representa una reducción del 8,1% respecto al no previo. Se destinan menos recursos para medicamentos, para métodos anticonceptivos, para diagnóstico de infecciones de transmisión sexual y para la formación de equipos de salud desde una perspectiva comunitaria. La reducción presupuestaria en estas áreas debilita la Atención Primaria de la Salud, estrategia fundamental para contar con un sistema de salud que priorice la prevención y la promoción por sobre la atención de las enfermedades.

Por estos motivos, el Municipio de Quilmes van a tener que redoblar sus esfuerzos presupuestarios y operativos para evitar que los ajustes nacional y provincial repercutan negativamente y deterioren aun más la salud de los quilmeños y quilmeñas. Si bien aun no se conocen detalles del presupuesto municipal para el 2019, no hay perspectivas de que la situación vaya a ser como la mencionada, no solo por el alineamiento político de que la actual gestión de Molina con Macri y Vidal sino además porque ya que el presupuesto destinado a salud para el 2018 se observo una reducción de 0,84 puntos: en 2017 el presupuesto en salud representaba el 8,79% del presupuesto total, pasando en 2018 al 7,95%.

Por ello, en materia de salud la tan mencionada grieta está entre quienes consideramos a la salud como un derecho y que creemos que es responsabilidad del Estado Nacional, Provincial y Municipal garantizarlo desde una perspectiva de justicia social que evite o al menos disminuya la inequidad y las desigualdades en salud. Del otro lado, quienes consideran la salud una mercancía y naturalizan que haya una salud para ricos y otra para pobres. Retomando a Ramón Carrillo, no hay proyecto sanitario justo y equitativo sin un proyecto de país inclusivo.

*Medico, magister en efectividad clínica, investigador y docente universitario. Miembro de IDEAL Quilmes