Quilmes: Lo cierto se hace dudoso

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La crisis económica, los despidos, la falta de empleo y la inflación, atraviesan un Quilmes desastroso y con una gestión municipal que tambalea en sus propios errores.  Avenida Mitre fue la obra que encabezaba el Plan de 20 obras para Quilmes en 2017 y todavía no fue finalizada al 100%. En esta nota vecinxs y comerciantes de la zona aseguran que el cambio fue para peor: la avenida se convirtió en una autopista peligrosa, la demora de las obras y el alejamiento del vecino de a pie produjo el cierre de comercios y caída de ventas.

Con la caída a pique de la economía argentina generada por las políticas económicas del Gobierno de Cambiemos, siguiendo las órdenes del Fondo Monetario Internacional, los problemas, demandas y enojos de las y los vecinos crecen.

En este marco nacional, a nivel local el simbronaso económico se siente en la ausencia de inversión en obras y políticas públicas que solucionen los problemas que más afectan a la mayor parte de lxs quilmeñxs: inundaciones, la basura, los arroyos, las escuelas públicas con graves problemas de infraestructura.

Así las cosas, Martiniano Molina, especialista en preparación de recetas sanas y promesas caras, incumple su deber hacia las y los vecinos de Quilmes, no sólo a quienes lo votaron. En lugar de implementar políticas públicas que den soluciones efectivas a las decenas de problemáticas graves que padece el distrito, la gestión de Cambiemos parece un barco a la deriva.

A dos años y medio de haber iniciado, la gestión de Martiniano Molina ni siquiera logró cumplir con las obras financiadas desde Nación. En 2017, año electoral, el foco de la gestión de Cambiemos en Quilmes fue puesto en un plan de grandes obras para ser finalizadas ese mismo año: se trataba de 20 obras «para habitar una ciudad más cómoda, segura, moderna e inclusiva». En su presentación destacaron la «Construcción de viviendas, mejoramiento de barrios, nuevas instalaciones deportivas y recreativas» que  «nos acercan a una ciudad más verde y sustentable, acorde al espíritu de integración social que nuestro gobierno promueve»

La lista era encabezada por «una avenida Mitre más segura».

– La obra de repavimentación y ensanche de avenida Mitre, entre avenida Florencio Varela y avenida Primera Junta, se licitó en diciembre de 2016 y tenía un plazo de duración aproximada de un año con una inversión que superó los 155 millones de pesos.

– Según la información de la rendición de cuentas 2017 presentada por la gestión Molina, de un total de 258 millones de pesos se ejecutaron 115 millones de pesos. Es decir que la Municipalidad tiene a disposición 143 millones de pesos para terminar las obras.

– En marzo de 2017 fue anunciada por Martiniano Molina en el marco de la presentación del «plan de obras Quilmes 2017» a realizarse durante ese año. El 6 de marzo comenzaron a realizarla. La empresa a cargo de los trabajos es Triviño-Fontana Nicastro.

– En ese evento, Martiniano Molina dijo: «Creemos que las cosas se cambian trabajando. Se cambian haciendo, no hablando”.

– El 19 de junio de 2017 Martiniano Molina tuiteó un video y escribió «la nueva avenida Mitre está cada vez más cerca». Todavía no está terminada.

– En abril de 2018 la gestión municipal se vio obligada a abrir de forma parcial e informal el paso, ante el reclamo de los comerciantes de la zona y pedidos de vecinos por la demora de las obras.

– Según el portal de la Municipalidad «los trabajos de repavimentación y ensanche que se están realizando sobre Avenida Mitre de a poco van dando sus frutos».

– La obra prevé la repavimentación y ensanche de un total de 3.1km de la avenida Mitre, incluye tareas de refaccionamiento de la semaforización, luminarias, dársenas y refugios.

NO VIVES DE ASFALTO

En diálogo con vecinxs y comerciantes de la Av. Mitre desde CPB Noticias recorrimos y escuchamos las opiniones que generó la construcción de este corredor vial que conecta Berazategui con el centro de Quilmes. Aún en los tramos que la obra está en un 90%, el descontento se percibe, tanto en comercios como en peatones que circulan por la vereda. Entre las dificultades que notaron peatones que circulan por las veredas del cementerio es lo angostas que quedaron y la velocidad que toman los vehículos, al punto de señalar a la avenida como una pista de carreras, sobre todo de noche. Otra vecina que circulaba por la zona señaló que ya hubo un accidente en el tramo entre Av. Varela y Esquel, al acelerar un auto y terminar encima de la vereda.

Ignacio es empleado de una agencia de automóviles y también sufre las constantes remodelaciones que hay en la zona. “Hace más de un año empezaron y aunque ya está casi terminada, siguen con las veredas o los caños pero siempre algo rompen y es un polvo constante. Además, las ventas nos bajaron un 70%”. Ignacio cree que pudieron aguantar porque una calle lateral tiene salida al negocio y la antigüedad del local hizo que no tuvieran que cerrar, como le pasó a un colega que lo fue a visitar mientras hacíamos la entrevista. El negocio del colega se encontraba en el tramo entre La Guarda y Mendoza, hoy sin terminar a más de un año de su interrupción. Ignacio dice que en la otra cuadra cerraron tres negocios.

Alicia, una comerciante de una florería frente al cementerio opina que la obra le trajo pérdidas económicas porque ya no vienen clientes de paso, esos que paraban el auto o venían de Berazategui y cruzaban, compraban y seguían. Esas ventas ya no están, dado que no se puede estacionar y además, la velocidad que alcanzan los automóviles y colectivo es mayor. La vecina decidió plantar un árbol en la vereda de un metro y medio que quedó pero sabe que la pérdida forestal que provocó sacar los árboles que estaban sobre la vereda del cementerio, será irremediable. Alicia, se pregunta “porqué un corredor así no lo construyeron hacia abajo, paralelo a la autopista y no traer una autopista para acá”.

Pablo, es una de los casos más conflictivos porque si bien pudo aguantar, el derrotero económico le trajo pérdidas en las ventas por un 70%, los empleados que tenía algunos le hicieron juicio y otros se fueron. Las cuentas de los servicios siguieron el curso de los días de una Argentina inflacionaria. “Yo zafé porque los clientes venían por el barro y porque trabajo un producto especifico, porque si no, no sé que hubiese pasado”. Pablo también cuenta que en su cuadra cerraron tres comercios.

Por otra parte, la interrupción de los servicios de luz son constantes. Los problemas con los caños de agua generaron inundaciones y recordó que “Edesur no tenía aprobado los planos de la obra, por eso quedaron los postes en el medio de la calle. Hicieron todo sin planificar y hace un año y medio que nadie vino, excepto al inicio y me preguntaron qué me parecía la obra y les dije, no me digas nada que sin me fundo me quedo sin comer. Después de eso, no vino nadie más”, expresó el comerciante frente al cementerio. Pablo es otro de los que creen que una colectora a la autopista hubiese resuelto el problema y que la falta de planificación trajo muchos problemas. “Al comercio no le favoreció porque nosotros necesitamos un tránsito lento, que pare, compre y siga”.

Martín es un comerciante que vio una oportunidad en la vacía Av. Mitre porque compró una parte de un local de polirubros porque uno de los dueños decidió vender su parte ante la caída de las ventas por el cierre de la avenida. “Espero que cuando esté terminada esto camine porque me jugué todo acá. Hace seis meses que estamos aguantando y esperamos que terminen cuanto antes”, dice el comerciante que según le informaron debe estar lista para agosto. Entre todxs lxs comerciantes que dieron testimonio hay un común denominador: la falta de planificación y una sospecha que ya no será lo de antes, en términos comerciales, porque aumentó la velocidad del tránsito, lo que afecta a la cantidad de ventas de paso.

Así las cosas, la reciente noticia de que el gobierno nacional garantizó la ejecución de 22 kilómetros de pavimento en el distrito, sumado a la confirmación del Presidente y de la Gobernadora, que el desarrollo del Metrobus en el conurbano incluirá la Avenida Calchaquí, quizás signifiquen una tranquilidad temporaria para Martiniano, pero los vecinos no comen asfalto.