Los resultados de la política social y económica en el Gran Buenos Aires

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*Lic. Fernando Rubino 

Y en su falso amor,

padecen de pasión.

Antes de arrepentirse de su error.

En estas semanas se conocieron los últimos datos disponibles sobre pobreza y desempleo en nuestro país. Como era esperable teniendo el cuenta la caída de la actividad económica que comenzó en 2016 pero que se pronunció bruscamente en 2018 , estos dos indicadores claves para conocer la realidad  mostraron retrocesos importantes: la tasa de desocupación llegó al 9,6% mientras que la pobreza ya alcanza al 27,3% de los argentinos/as. Todavía más preocupante es que, como admitió Mauricio Macri en sus escuetas referencias al respecto, las próximas mediciones mostrarán retrocesos más fuertes.

En el Conurbano Bonaerense, ese complejo y reducido entramado que concentra casi al 30% de la población total del país, los números son más preocupantes con el 12,4% de desempleados y el 27,8% de las personas en situación de pobreza. En una metrópoli otrora industrial donde las políticas neoliberales que desmantelaron el entramado productivo nacional entre la década del 70 y la del 90 generaron gran cantidad de bolsones de pobreza estructural, también era esperable un mayor impacto, con picos alarmantes en mujeres, niños y adultos mayores.

Si bien los datos publicados no están desagregados por partido, conociendo las características socioeconómicas de Quilmes, con una periferia en situación de vulnerabilidad social y pobreza estructural grave, es factible inferir que estos indicadores se encuentren entre 2 y 3 puntos por encima de la media regional. En Quilmes la actividad comercial, en caída libre como se mencionó, representa el 60% del total de la actividad económica, y en materia de empleo la construcción tiene fuerte incidencia. Ambos sectores son muy sensibles a los efectos de la marcha de la economía y muestran elevados niveles de informalidad laboral (el porcentaje de ocupados no registrados en Quilmes está en el orden del 40%, de los más altos de la región)[1], agravando la volatilidad.

Podemos confirmar ya entonces que lo que el discurso político e ideológico opositor a Cambiemos advertía desde 2015 hoy es una realidad: un nuevo período de neoliberalismo nos condujo otra vez a una situación social alarmante, donde el Gran Buenos Aires vuelve a ocupar una triste centralidad en el escenario de la agenda pública. Las únicas respuestas esbozadas por el oficialismo como la focalización de la política social[2] o la promoción de la filantropía[3], ya han sido estrategias utilizadas y mostraron nula capacidad de revertir la situación, como se vio en el 2001. La negación del fracaso del modelo económico oficial, la profundización del rumbo emprendido en Diciembre de 2015, y la alineación cada vez más estrecha al mismo por parte del gobierno municipal cambiemista[4], nos lleva a proyectar un escenario social y económico para el próximo año y medio que va a ser difícil de sobrellevar para los vecinos y vecinas de Quilmes.

 

*Coordinador de IDEAL Quilmes

 

[1]    Datos elaborados por IDEAL Quilmes en base a ICO-Observatorio del Conurbano Bonaerense UNGS y Censo Nacional 2010.

[2]    Asistencia de emergencia a la población en situación crítica por ejemplo vía entrega de bolsones de alimentos.

[3]    Como se vió en estos días en la cena de gala de celebridades y funcionarios de alto mando en la Sociedad Rural para recaudar fondos para la beneficiencia.

[4]    En materia de empleo por ejemplo, se registran sólo acciones de perfil naif como las ferias de empleo jóven, una versión vaciada de programas nacionales diseñados por el anterior gobierno que tenían objetivos más ambiciosos como la promoción efectiva de derechos y la inclusión social, laboral y educativa.