Nos parecía una buena oportunidad de hablarles de la importancia de las elecciones de medio término. Del salto cualitativo y consolidado que significó la puesta en marcha de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Del plebiscito que significa para cualquier oficialismo someterse a una campaña de elección legislativa. De la crisis de las estructuras partidarias tradicionales como la UCR y el PJ. De la falta de respuestas de gestión de Cambiemos, la fuerza política que gobierna simultáneamente a nivel nacional, provincial y local. De la crisis continua que se vive al interior de pasillos y oficinas de Alberdi 500 que hasta el papel higiénico muchas veces escasea.
De las disputas que viviremos los quilmeños y quilmeñas en estos meses de campaña previa a internas. Pero la centralidad está en otro lado. El epicentro del escenario político se lo lleva una vez más, Cristina Fernández de Kirchner. Quien fuera constituyente, diputada, senadora, dos veces presidenta, vuelve a la arena política con un rutilante nuevo frente electoral denominado Unidad Ciudadana que abre la disyuntiva entre las opciones que se miden con el pasado en la voz de Macri, Vidal, Massa, Randazzo; y la boleta de Cristina, acaso la única opción que promete volver a tener futuro.